THAT'S ME...

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Lo confieso, soy de aquellas personas que se enamoran caminando por la calle, de aquellas personas que imaginan toda una vida cuando ven a alguien a lo lejos como si creyeran o sintieran (o creen sentir, o sienten creer) que es el amor de su vida. Que la vida es un montón de casualidades y que al fin he encontrado en este mundo chambón y jodido que hay una persona “para mí”. Pero más que romanticismo, ésta cualidad me parece ingenuidad, más que idealismo me parece estupidez. Y para muchos, este análisis o conclusión no es más que el resultado de mi propia amargura, de mis pocas decepciones y de mi desinterés innato por lo que parece el motor de la vida para muchos, sí, el amor.

Sin embargo, después de innumerables discusiones conmigo misma no he podido llegar a otra conclusión ni mucho menos a ser de otra manera, así que lo confieso, me encanta enamorarme en la calle, de alguien con quien sólo cruce una palabra, y que en ese “con permiso”, “perdón”, “gracias” etc, pueda imaginar toda una vida juntos; de alguien que cuando nuestras miradas se encuentran pueda soñar cómo serían nuestros hijos, de alguien que como llega, se va… porque a final de cuentas así son todos…

MORALEJA : ASÍ ES LA VIDA...

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Pensé que sería diferente, pensé que la vida sería diferente, que la ciudad me haría olvidar, que los años me harían madurar, que los amigos serían para siempre, que el amor saldría de su escondite para gritar: "SORPRESA"; pensé que todo estaba fríamente calculado, pensé que si luchaba todo lo que estaba mal lo podría cambiar, pensé que todo estaba bajo control... bajo mi control.
Sobra decir que nada fue como lo pensé, la vida me recuerda a cada momento lo que soy, la ciudad sólo aumento mi soledad, los años sólo trajeron más estupidez y menos perspectiva, los amigos abandonaron mi camino y comenzaron a irse uno a uno, y el amor sigue escondido (aparentemente se rehúsa a salir si es que existe), todo sucedió de la manera más espontánea que podría suceder y yo no pude hacer nada.