THAT'S ME...

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Lo confieso, soy de aquellas personas que se enamoran caminando por la calle, de aquellas personas que imaginan toda una vida cuando ven a alguien a lo lejos como si creyeran o sintieran (o creen sentir, o sienten creer) que es el amor de su vida. Que la vida es un montón de casualidades y que al fin he encontrado en este mundo chambón y jodido que hay una persona “para mí”. Pero más que romanticismo, ésta cualidad me parece ingenuidad, más que idealismo me parece estupidez. Y para muchos, este análisis o conclusión no es más que el resultado de mi propia amargura, de mis pocas decepciones y de mi desinterés innato por lo que parece el motor de la vida para muchos, sí, el amor.

Sin embargo, después de innumerables discusiones conmigo misma no he podido llegar a otra conclusión ni mucho menos a ser de otra manera, así que lo confieso, me encanta enamorarme en la calle, de alguien con quien sólo cruce una palabra, y que en ese “con permiso”, “perdón”, “gracias” etc, pueda imaginar toda una vida juntos; de alguien que cuando nuestras miradas se encuentran pueda soñar cómo serían nuestros hijos, de alguien que como llega, se va… porque a final de cuentas así son todos…