2 QUESTIONS 1 ANSWER

|
Dos preguntas fueron la respuesta a mi incierto destino pero a la vez a mis más grandes deseos:

- ¿Y si quedo? - Eso era lo que me preocupaba cada que aspiraba a un puesto de trabajo, la tormentosa idea de trabajar en algún lugar del que no podía estar segura en lo absoluto. Me preocupaba la idea de que estuviera vendiendo mi alma al mejor postor y que jamás podría recuperarla. Dejaba de dormir pensando que mis sueños se apagarían y que estaba renunciando al futuro incierto en el que me aguardaba (no tengo idea de qué manera) la cristalización de aquellos proyectos que desde tanto tiempo atrás se venían formando en mi cabeza. Y entonces en la pregunta se agrupaban todos esos miedos.

- ¿Y si no quedo? - Esa era la otra pregunta que me angustiaba, pero claro, por diferentes motivos. No quería pensar en lo que podría pasar de no quedar en la maestría, en la única que me había parecido rescatable y enfocada a los ámbitos en los que están puestos mis ideales, aún sigo un poco renuente a tomar el gran paso. Y es que cómo no estar nerviosa, cómo no tener miedo del resultado, si probablemente eso lo defina todo! Bueno, bueno, tal vez exagero un poco, pero no dejo de tener un poco de miedo.

De cualquier forma, la respuesta es clara, lo que quiero no podría ser más evidente, y no hay apatía, sólo miedo, mucho miedo. Pero nada que me impida de menos intentarlo (o al menos eso espero). Ahora me pongo en camino para abrir la oportunidad, y que pase lo que tenga que pasar (si es que eso puede ser un consuelo).