WEL ( WHAT EVER LOSER )

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- ¿Y vas a rentar un departamento pensando en que te quieres ir?
- Pues sí, se puede rentar rápido si me voy después o... bueno, es que yo soy de esas personas a las que les gusta sentir que tienen algo a donde regresar así que igual seguiría rentándolo... para mi.

Y no miento at all, soy cobarde, lo acepto. Juro que si yo tuviera el poder de regresar el tiempo reinventaria mi vida una y otra vez porque nada me llena, porque las alegrías son efímeras, porque mi seguridad es como la de los lápices que siempre tienen borrador, porque yo soy la impulsiva que abre una puerta sin haber cerrado otra, porque la vida, lo nuevo, el futuro, me da miedo. 

El pasado se convierte en nostalgia, el futuro siempre es incierto, y es que cada que el futuro se transforma en presente y nada es lo que imagine, entonces es cuando aparece la ansiedad, el pánico y un sin fin de sentimientos que no tiene caso describir porque vivo huyendo de ellos.

A veces me doy ánimos pensando que todo será mejor y que todo habrá valido la pena, pero tal vez tienen razón, tal vez me la paso pensando que no quiero estancarme en algún lugar y al final termino haciendo sólo eso: pensando... en el mismo lugar, sin progresar. Lo demás no interesa, cuando alguien que te importa te dice lo que no quieres oir, las suyas son las únicas palabras que retúmban en tu cabeza y ahuyentan tus ilusiones para estancarte en cualquier lugar... al menos a sabiendas.

EL TIEMPO A LOS 20 AÑOS EN EL SIGLO XXI

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Es triste porque es cierto, ya no hay futuro porque ya no hay tiempo, o si acaso, ya no hay tiempo porque ya no hay futuro. 

(Por cierto, cuando sea grande moriría por ser como Pablo Fernández Christlieb)

FAIRY TALES

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Hay cuentos que me encantan, cuentos que no puedo dejar de creer y vivir para hacer realidad. Pero en el otro extremo están esos que, aunque bonitos, nunca he visto posibles. 

Soy de aquellas idealistas que creen en esas bonitas historias que cuentan que otro mundo es posible, que se deben combatir las injusticias y que la gente debe vivir dignamente. Sin embargo, también soy de esas personas que muchos catalogaran de amargadas porque no creo en el amor, o al menos no en esos cuentos que siempre acaban con un "y vivieron felices para siempre". 

Por lo que sé, ni unos ni otros han resultado (ya no se diga ciertos) caminos por los que se puede transitar fácilmente. De hecho, probablemente en eso se basan esos sueños en busca de lo que quiera que sea la felicidad. Por un lado, he visto amigos y amigas partir uno a uno para "vivir" el amor e incluso mis propias experiencias me han demostrado que no hay relación de pareja que, más haya de durar, sea un verdadero trabajo en equipo que impulse el potencial de cada uno de los involucrados. El saldo en ese aspecto ha sido mi falta de fe en el amor y, por mucho que pese, la continua desconfianza en las personas para lograr hacer amigos que no piense se irán o me cambiaran en la primera oportunidad que tengan. Por eso y más que nada es que me mantengo renuente a creer y vivir esos cuentos.

Luego están los cuentos idealistas que quieren un mundo mejor, esos son los que no me dejan, los que se encuentran tras cada paso y tras cada mala decisión que he tomado ultimamente. Y en realidad no puedo decir ni siquiera imaginarme a dónde me están llevando, pero si puedo asegurar que es desgastante e incluso un poco decepcionante lo que se encuentra en el camino. A veces dudo en mantenerme fiel a mis ideales y, por mucho que lo haya deseado gran parte de mi vida, no creo que sea excusa suficiente para continuar haciendo algo que -literalmente- me consume. Pero si he de ser sincera, por mucho que lo reniegue, las más de las veces coincido con aquellos filósofos que afirman que las ideas van más allá de los hombres. Y no sé si me he convencido de eso, pero tal vez los ideales lo eligen a uno y nunca es al revés. Así que no hay salida ni escape.

De cualquier modo, no puedo evitar pensar en dos quotes que retumban en mi cabeza constantemente, la primera de Pedro Calderón dela Barca y la segunda de -creo- un autor anónimo:
- ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
 - Antes yo quería cambiar el mundo, ahora sólo espero que el mundo no me cambie a mi.
 Sigo pensando en ellas y en todo lo que implican...

ONCE AGAIN

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Hoy sucedió de nuevo: de mis repentinos impulsos llegó la idea de hablar con él. Después de un sueño que, como todos, reflejaba esos deseos contra los que no puedo -o no quiero- luchar, comencé a recordar detalles... los detalles que me hacen quererle, los detalles que me hacen odiarlo, pero al final los detalles por los que no he podido dejarlo ir. 

Y entonces marqué el número que tanto esfuerzo me había costado olvidar. Sonó hasta enviarme al buzón de voz, me sentí aliviada y traté de distraerme un rato, con fortuna la idea se marcharía de mi cabeza... pero no lo hizo, pasó el tiempo como pasa la eternidad hasta atraverme de nuevo a intentarlo. Marqué por segunda ocasión, sabía que era de esos impulsos que no podía controlar y que lo intentaría una y otra vez hasta conseguir una respuesta. Contestó al tercer tono, sólo pude atinar a decir un escuálido "hola", y apesar de la plática que ya había planeado en mi cabeza, supo quién hablaba al escuchar el saludo y comenzó a disculparse por no haber contestado antes y a explicar las razones escondidas tras de eso (que sí, incluían un ofensivo: "no estás dentro de mis contactos"). Dí un gran suspiro y pretendí que no importaba, estaba preparada para no enfadarme por sus desaires. Y así, comenzamos a charlar de lo que desde hace tiempo atrás se convirtió aparentemente en el único tema de conversación entre nosotros: his fuc"!#n life y lo miserable que es en ella. 

No pretendo entretenerme en los detalles de la conversación como me he detenido ya en la descripción que me llevó a ella. Sobre lo que sí quiero hacer incapie es en las razones que al reflexionar al respecto me hicieron darme cuenta porqué in my weakest moments suelo acudir a él, y es que está de más decir que precisamente no es la mejor persona escuchando mis 'vanales' problemas (aunque en algún momento y por las razones que hayan sido sí lo fue) o que acaso me siento segura al contarle my shitty life y esperar que al menos me brinde algo de confort (aunque en algún momento y por las razones que hayan sido sí lo hizo) y mucho menos que me sienta intimamente identificada y crea que es como yo -o en el peor de los escenarios que yo soy como él- (aunque hasta cierto punto sí me identifico con él). 

A lo que voy es a que es obvio que lo quiero, creo que no puede caber ninguna duda en mi al respecto después de años y años de soportar esta extraña forma de relacionarnos que -como es de observarse- no puedo ni describir, pero también es verdad que después de él no he querido a nadie de la misma manera... incluyendolo a él mismo y a la persona en la que se ha convertido y que no puede estar más lejos de ser de la que me enamoré. 

Sin embargo, por mucho que me gustaría que lo fuera, esa no es la razón de mis idas y vueltas a él (my safety place), sino que se trata de aquella necesidad de sentirme necesitada, de aquella necesidad de sentirme útil, de encontrar que mi existencia tiene sentido sino para mí, al menos para otra persona, de mi sentimiento de vacuidad que no se llena fácilmente, de no sentir que soy un fracaso, a loser, un "talento desperdiciado", de que la gente que tanto creía en mi me vea con lástima, y un sin fin de cosas más que no terminaría de enlistar y de las que aún prefiero esconderme. De cualquier modo, esa es la verdadera razón y, por más malo que haya sido, no lo merece y yo tampoco, y a decir verdad, ya ni siquiera funciona, 'my safety place' no lo es más. Ahora que lo sé ya no tiene caso esconderse, al menos en él... en nosotros.