OTRO AÑO MÁS QUE SE VA Y OTRA COSA MENOS QUE ME IMPORTA

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Tan promotedor como llegan todos los años, con esa cara que huele a nuevo y que espera ser mejor que ningún otro. Ni qué decir, puedo resumir el año en un enunciado: Ahora I just don't feel like I'm lost, but I'm a loser too.

No pretendo de ninguna forma hacer un recuento de lo que fue mi 2012, porque ni siquiera quiero afrontar todo lo que ha pasado en él, pero en ocasiones pienso, reflexiono y vuelvo a pensar que no quiero seguir pensando en éste abismo, en los fracasos, en los malos momentos, en la nostalgia, en Él, en el fraude, en lo mucho que falta para que los derechos humanos sean una realidad, en los animales maltratados y en todas aquellas cosas que me hacen una persona sensible y lastimera que quiere lo que no puede tener.

A veces me siento como una canción de Adele, como si la incertidumbre y la desilusión fueran mi modo de vida pero al final siempre con un atisbo de esperanza. Y entonces me encantaría hablar con él y tener una de esas conversaciones que me hacían olvidar no lo que estaba mal en el mundo, sino la manera en la que me sentía ante ello, porque con él las dudas se convertían en certezas y yo me sentía segura. Y luego recuerdo que de él sólo me quedan pedazos de memorias tangibles e intangibles que se mezclan entre sí para extrañarlo como lo hago, pero entonces recuerdo también que lo que sea que hubiera entre nosotros se esfumo en un momento y que el continuó su vida sin mi. En ese momento la vida se vuelve más triste de lo que debería ser y la soledad cala más profundamente que de costumbre.

Me pregunto cuándo será el día en que Él deje de doler y yo deje de tratar de llenar su lugar con otras personas, cosas, ideas. Y mientras tanto, sólo quiero sobrevivir a lo que resta del año... o tal vez un poco más.

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