ONE OF THOSE DAYS...

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No fue un mal día, tengo que admitirlo, pero sí fue “uno de esos días”, uno de esos días que te deja pensando que el mundo va de mal en peor, de esos días en los que piensas que la mejor opción es también la más radical, uno de esos días en los que no sabes quién está de tu lado, uno de esos días en los que te das cuenta que problemas estúpidos en proporciones descomunales no deberían existir, en fin, uno de esos días en los que sientes, ves, y no encuentras solución, o la única solución se ve a años luz.

Para citar un ejemplo, leía una sentencia del Estado Español, aclaro antes una cosa, no soy abogada ni he estudiado lo suficiente en cuestión de derecho para entender todo de lo que se habla en la misma, pero estudie lo suficiente (si es que eso se lo debo al estudio) como para que algo me hiciera saltar como mi despertador por la mañana: la igualdad entre mujeres y hombres en las candidaturas para las elecciones. ¿Qué problema hay en esto? Claro, es una buena pregunta, pero ¿De verdad necesitamos discriminar a favor de las mujeres para acabar con la discriminación femenina? ¿De verdad tenemos que crear leyes a favor de la supremacía femenina para acabar con la injusticia y la desigualdad? Es decir, ¿La discriminación sólo se arregla discriminando?

Mi propuesta, por qué sí, no vengo sólo a protestar, sería entonces: ¿Por qué basarnos en el sexo de una persona para elegir o establecer juicios de valor para con las mismas? ¿Por qué no basarnos mejor en las capacidades y aptitudes del ser humano que es cada uno de nosotros y a partir de ello establecer conclusiones y distribuir categorías? ¿Por qué no dejar de discriminar y aceptarnos tal cual somos? O acaso será que el ser humano, así como el ser social, político y ávido de comunicación que es por naturaleza, también es discriminador por la misma causa. Pero ni eso podría disculparlo porque si algo nos ha enseñado Darwin es que los animales siempre EVOLUCIONAN.

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